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La alegría campesina en la tierra

Hace falta entender la lucha campesina frente al progreso urbano y tecnológico de la ciudad en general para explorar a fondo el arraigo hacia la tierra.

Campesina… Toda una vida… Así es la finca La Catalina…

Hace falta entender el gran contraste de la vida campesina frente al progreso urbano y tecnológico de la ciudad en general para explorar a fondo el arraigo hacia la tierra. Nuestros corregimientos están llenos de cultivos, naturaleza, recursos hídricos y, mejor aún, personas que cuidan de ellos día a día, motivando el progreso en nuestra sociedad. Pero ¿por qué existe ese sentido de pertenencia hacia la zona rural?

Foto por Sebastían Gaviria Zuluaga - Coravision.tv - Alcaldía de Medellín

Reinaldo Castaño, un campesino de San Antonio de Prado y a quien tuvimos el honor de conocer, podría ser quien mejor esclarezca ese fascinante amor hacia el verde del campo, las flores y el aire puro.

Propietario de la finca La Catalina y de un mercado en el Parque La Presidenta en el sector de El Poblado, el señor Castaño, orgulloso de sus grande plantación campesina de tomate, cebolla, cilantro y brócoli, asegura vivir en un corregimiento ‘’echado pa’ adelante’’, lleno de cultivos y mucho trabajo. Pero eso sí, de ahí su felicidad. Nada más produce el fuerte latir de su corazón que sembrar y llevar un puñado de vida al centro de la ciudad. Solo gente como él, campesina, pujante y alegre, conoce aquellas colinas esmeralda como la palma de su mano, porque solo él, como agricultor, recibe el rayar del día junto a esa atmósfera que se viste de fauna y flora en el territorio.

‘’Si uno no trabaja, no se cosecha’’, exclama, alegre. Y cuánta razón. Significa que es él aquel único maestro y mentor pastoril, mensajero por excelencia de un lado a otro, de las praderas a la ciudad; que labrar nadie lo hace mejor, porque para él es el campo la mayor fortuna de que se goza, porque significa compromiso y salud. He aquí ese firme raigambre que nos enseña el afecto hacia la zona rural por parte de nada menos que un ilustre campesino como Reinaldo, que con sus brazos abiertos está dispuesto a ofrecernos lo mejor de la tierra y de aquella tradición campesina y agrícola que tanto entrega a nuestros hogares.

*Escrito por Andrés Ramírez Valencia

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